domingo, octubre 17, 2010

Gustito a mierda

Ese breve pero reiterado gusto a mierda no tiene límites, no entiende fronteras ni condiciones, no busca la razón, no aspira a condenar pero tampoco libera, al menos por los próximos cien años. Es ese gustito que aparece cuando las fotos se tornan grises un día soleado, gusto a lo molesto de lo simple, a lo indefectiblemente tedioso, nada ameno a los sentidos (o poco y nada). La sensación que te deja una tormenta el único día libre que te permiten en el laburo, cual lluvia de tenedores si te pones una fábrica de sopita. Ver y saludar al último bondi que sale en la noche, sin acceso a él. Eso sobre todo, sin acceso a él. Ese salvavidas de plomo que te cae desde el cielo cuando menos lo necesitas.