jueves, octubre 13, 2011

Ttes. La Perlita

Rumbo a casa me encuentro viajando en una pecera. Ella se mueve de forma casi constante, nadando en un mar de barro.

A la izquierda veo sólo caminos, por la derecha es sólo la línea de tren. 
En este espacio flotamos, flotamos en el desorden inundado con agua del Río Reconquista. Y tiene ruedas, para fluir con más facilidad. 
Es agua contaminada, sometida por el mandato de los espíritus dominantes, muerta por los negocios convenientes para los bolsillos que rigen el Imperio. 
Y a cada kilómetro recorrido la burbuja es penetrada, cada segundo es un rayo de luz que la atraviesa desde afuera. Destello que nace y se expande desde los móviles indiferentes que la rodean. 

A medida que pasa el rato y la oscuridad se apronta, los caminos se desarman, y crecen las construcciones abandonadas. Proyectos de un ayer mutilado, fracasos, ideas que desde su concepción habían comenzado a morir. Paredes desteñidas, puertas y ventanas construidas por la erosión de los años. 

Cuando comienzo a caer sobre el muro que rodea el lugar donde me senté, se escucha confuso un grito, disperso entre la música ochentosa que nace desde el asiento del conductor.  Una voz ronca, tediosa, irritante; deteriorando el delicioso vacío imponente que sabía distinguir a mi momentáneo hábitat. ¡Maldición! No era sólo vacío lo que llenaba su gruñido, era la mente de (lo que espero que no fuera) su hijo. Un nene, en brazos. Un pibe, máximo dos añitos. Y una máquina de destruir ideas sosteniéndolo. 

Bajo, piso tierra firme. Me vuelvo a ahogar, ahora hundida en la masa humana errante de un jueves por la tarde.

domingo, octubre 09, 2011

Sinfonía

Su cara era un interminable abanico de expresiones. 
Invadiendo los sentidos durante aproximadamente 8 minutos de repertorio, era la calidez de sus dedos balanceandose de acá para allá, la que parecía estar buscando mi cuerpo, desde que el día comenzó y abrí los ojos para atravesarlo.

Se movía, por momentos, frenéticamente, impulsada por su emoción y la velocidad con que la melodía fluía de su mente hacia los huesos. 

Otro rato se la pasó frunciendo el ceño. Eran sus ojos quienes direccionaban el asunto, pasivos, tranquilos, pero punzantes en simultáneo. Mierda que era una mujer rara. 
Las arrugas en su cara denotaban una máxima concentración. Yo pestañeaba despacio, recortando las ondas que llegaban a mis oídos, pidiendo a gritos al tiempo que se tarde en llegar. Y cuando quería reafirmar su expresión, ya era otra, no se sostenía tan seria ni así de concentrada. Comenzaba a reir, efusivamente, gozando esplendorosa, irradiando la pasión que emanaba de sus músculos, hacia las cuerdas del instrumento. 

Se paseaba feliz y constante por aquel blanco amarillento; donde, de cuando en cuando, una solitaria marca negra se aparecía, señalando las alteraciones de la armonía.

Fue su serenidad la que se robó la escena. Fueron sus dedos y ese piano de cola, una sóla cosa. Un sólo cuerpo perfecto para disgregar el vacío de una sala repleta de invitados. Un todo recién nacido, la condensación de un montón de ideas dispersas emergentes, melodías plagadas de silencio ajeno.
 



jueves, octubre 06, 2011

Paréntesis

Pensé que no me escucharía,
que mi visita pasaría desapercibida.
Pensé que no sería siquiera capaz de reconocer mi presencia,
y que mucho menos recordaría la flor. 

Andando un poco por la calle se ven tantos individuos iguales. Todos, hacia el mismo lugar, tal vez distinto camino, pero allí al fin. Y lo que más los asemeja, es esa sensación de saberse únicos, especiales. Claro, no todos se construyen con idéntico molde, pero si pues, la matriz.
Es ese el punto de anclaje, la matriz. De ahí en más, la existencia reparte un poco por todos los rincones. Los conflictos que esto conlleva se repiten en un ciclo continuo, donde la materia se deforma y las posturas se desvanecen.
Por más desagradable que resulte la idea, parece tratarse sólo de resistir. 
Efusiva, irrelevante, profunda, imposible, tangible, laboriosa.
Simple supervivencia.

miércoles, octubre 05, 2011

Por Mi Casa VOL. II, Piecita (pequeño hábitat para pequeña persona).

Entre estas cuatro paredes se suceden eventos verdaderamente extraños.
Todos los días, sin excepción, todos los días, desfilan por el cielo razo estrellas fugaces, que terminan por estrellarse en la cama, en el suelo, o en cualquier cosa que esté por debajo del... ¿techo? si, supongo que lo que sea. 
Y no son de las estrellas amenas a las personas reposando, ni de las amigas de los alérgicos o teclados de computadoras. Son estrelladas enemigas de todos, incluso de ellas mismas. Son enemigas de las ideas, enemigas de las sábanas. No se bancan el correr de los días y saltan, a su supuesto vacío, a mi verdadero caos. 
Se filtran por mi garganta directo hacia mis pulmones. Me acosan, me persiguen, me trastornan. No me dejan sola ni un mísero minuto, y lo peor de todo, me obligan a partir. 
Y me pregunto, entre tanta inmensidad, ¿por qué venir a corromper la inalcanzable paz de este humilde cubículo, de este ente perturbado?


Por Mi Casa VOL. I, Terraza.

No se muy bien cómo funciona, pero va.
Las hojas bailan locas sobre la membrana plateada, cantan, corren, y yo acá, simplemente fotosintetizando.
Es como si la casa estuviera en caída libre y el único paracaídas fuera una mediasombra, por la que no se filtra ni mierda de rayos de sol. 
Y la muralla...si, esa parte es importante. Los ladrillos, al parecer, aprovechan la caída del sol para apilarse, tapando la vista hacia el árbol de la esquina.
Al fin y al cabo, todo termina siendo sobre caídas. Si encontrara la forma de evitar que eso suceda, claramente, no sería esta la situación. Claro que las letras estarían riendo por alguna otra parte del planisferio.

jueves, septiembre 01, 2011

                      

Y entre
                   tanto cablerio,
ella sonríe
tranquila.

lunes, agosto 22, 2011

Más claro, echale agua

¿Qué esperan que suceda?
              ¿Realmente pretenden que cambien las cosas, mientras que no son capaces de cambiar su propio paradigma? 
    Lo único que debería persistir, permanecer, se está evaporando, para reaparecer con color y sabores renovados, en un nuevo envase "no retornable". Accesible sólo para unos pocos, en función del bolsillo de otro grupo acotado de la sociedad. 
Si así parecemos estar persiguiendo un cambio, definitivamente no tenemos idea de lo que queremos. Definitivamente no esperamos que nada cambie, sólo esperamos no tener de qué preocuparnos, algo así como mágicamente.



jueves, agosto 18, 2011

Cuarto oscuro



Ver el contraste trepando la pared, y la luz escabullirse. 
      Ver nubes corriendo, tapando una cara enorme y brillante. Ver gente a montones;
           ver papeles vendiendo personas, compradas por más personas regalando lo poco que les queda. 
Ver más montones de gente, tal vez corriendo, o esperando. Ver puertas cerradas, ojos observandolo todo. 
Ver pasar el rato, ver reflejos, ver humo cubriendo ideas. Ver un cuerpo, una foto; 
    ver caras enfermas, ver sonrisas. Ver espacios llenos de falsa armonía.
Ver espacios vacíos. 
Ver con claridad, cambiar. Ver la sumisión como moneda corriente, ver manchas en primer plano. 

Ver ojos cerrados de a montones y no poder quitarles la atención de encima. 


martes, julio 26, 2011

La Rotura

demasiado
demasiado poco

demasiado gordo
demasiado flaco
o nadie

risa o
lágrimas

odios
amantes

extraños con caras como
cabezas de clavos

brazos corriendo a través
de calles de sangre
agitando botellas de vino
ensartando y cojiendo
vírgenes.

o un tipo viejo en una pieza barata
con una foto de Marylin Monroe.

hay una soledad en este mundo tan grande
que podés verla en el lento movimiento de 
las agujas del reloj.

gente tan cansada
mutilada
sea por amor o por no amor.

la gente no es buena con los demás.
el rico no es bueno para el rico
el pobre no es bueno para el pobre.

tenemos miedo.

nuestro sistema educacional nos dice 
que todos podemos ser
ganadores del carajo.

no nos habló sobre
las alcantarillas
o los suicidas.

o el terror de una persona
sufriendo en un lugar
sola

sin que la toquen
ni le hablen

regando una planta.

la gente no es buena con los demás.
la gente no es buena con los demás.

la gente no es buena con los demás.
supongo que nunca lo serán.
no les pido que lo sean.

pero a veces pienso en eso.

los glóbulos nadarán
y las nubes oscurecerán
y el asesino decapitará al chico
como sacando un poco de un cono de helado.

demasiado
demasiado poco

demasiado gordo
demasiado flaco
o nadie

más odios que amantes.

la gente no es buena con los demás.
quizá si lo fueran
nuestras muertes no serían tan tristes.

mientras tanto miro a las chicas jóvenes 
retoños
flores de oportunidad.

debe haber una manera.

seguramente debe haber una manera en la que todavía
no hemos pensado.

¿quién puso este cerebro dentro mío?

llora
pide
dice que hay una oportunidad.

no dirá
"no".


Charles Bukowski

lunes, julio 18, 2011

"¿Por qué esos puntos de luz en el firmamento [...] han de ser menos accesibles que los puntos oscuros de Francia? Tomamos un tren para ir a Tarascon o a Rouen, y tomamos la muerte para alcanzar una estrella."

Palabras con las que Vincent Van Gogh le describe a Theo, su hermano, el por qué de "Noche Estrellada" (una de las obras que pintó en el período en que atravesaba ataques de demencia, entre momentos de lucidez).

viernes, julio 01, 2011

Son cosas que pasan, historias que quedan para ser contadas, por un rato. Hasta que nos damos cuenta y estamos sentados en el pasto, chupando frío y comiendo caramelos.
Son momentos, que van y vienen, para divertirse un poco con nuestra red emocional. Para cantarnos a los gritos supuestas verdades, para desayunar cuando estemos preparados.
Son errores, que se acumulan para revalsar la mente desganada, cuando el tiempo se hace polvo.
Cuando el tiempo se hace polvo y la bolsa de caramelos se vacía. Y cuando empieza a caer el sol y otra vez se escuchan volando las palabras del "nos vemos, por ahí".

jueves, junio 30, 2011




                                                  "La calma es indeleble".
Tomamos unos mates en el taller, pintando sombras entre aserrín y un poco de humo de cigarro. El silencio duraba lo que nuestras mentes agobiadas tardaban en procesar cada palabra. Y no pesaba, era sólo silencio llenando un poco lo que quedaba de atmósfera vacía entre mate y mate. 
"Otro día más termina", fue la sentencia. "¿Es un día más o uno menos de vida? ¿Sos feliz?".
Fuertes palabras, como para estar todas juntas, digo, ¿no?. Me llevo todo el camino de vuelta a casa dilucidar mi verdadera posición respecto a eso. Y, hasta creo casi seguro no entender  por completo si veinticuatro horas nos hacen más o menos estables, en este conjunto de cajitas apiladas, al que en el barrio le dicen "vida". 
Yo sigo viendola más como un conjunto de cajas, incontables cajas, unas sobre otras, al lado, adelante y atrás. Cajas que acomodamos y desacomodamos con cada señal grabada por nuestros sentidos. Sacamos una, y toda la columna se cae, la reemplazamos, grabamos nuevas señales en ella, y sólo notamos el resultado final (la fila se cayó, no tenemos idea de dónde y cómo fue que se dio la explosión responsable del florecer apocalíptico). 


Volviendo al tema, lo de feliz me resulta un tanto (muy) relativo. De hecho, es una palabra con la que no nos llevamos bien hace años. Mientras haya cosas por cambiar vamos a seguir manteniendo cierta distancia. Y, dadas las circunstancias, eso no va a dejar de ser y marcar. Por eso es que esa pregunta se la dejo a los osados que se crean capaces de responderla. Por el momento veo algunas cosas bonitas, fotografías plantadas en mi cabeza de aquí y (ojalá) hasta el fin, otras no tanto, días nublados y días con un sol tajante, gente que le cae mal a mi espíritu, y mucha gente que le simpatiza (eso es realmente algo maravilloso).  También un par de situaciones más, cual enumeración me parece irrelevante, que suman a la realidad, a la existencia, a intensificar el largo trecho entre lo tangible y lo virtual. 
Eso pareció importarme cuando llegué a casa, otro día más, gris o celeste, llegué. Es real, soy y siento, eso es suficiente. Siempre que termina un día tengo la certeza de haberlo recorrido, de transformar y transformarme. La curiosa sensación de que algo termina para volver a comenzar, siempre igual y diferente. 
Disfrutar los finales es la culminación del goce y promete una nostalgia eternamente placentera.
 

domingo, junio 26, 2011



Si el cielo tiene ese azul tan bonito, y los colores todavía viven, entonces, ¿por qué llorar mentiras en la sombra cuando podemos dibujar sobre el reflejo de los otros?
Somos lo que la luz quiere mostrar de nosotros, somos agua, el vuelo efímero de las líneas que nos definen.  
Partículas jugando a distinguirse, miradas obsoletas de entes en constante agonía, encadenados inherentemente a los ideales de otros, de nadie, de todos, sin el alcance de nuestra percepción.
Engañados, la añoranza vívida de una libertad virtual, controla y masifica cada peldaño del humano en sociedad.
Las manchas crecen, a cada rato nacen mas cabezas, cada día que pasa el humo se enriquece un poco más con el hambre de los ilusos.

lunes, mayo 23, 2011

"[...] Que el tiempo no existe por sí mismo es demostrable; es hijo del movimiento y si éste dejara de moverse no tendríamos tiempo ni desgaste ni principios ni finales. En literatura tiempo se escribe siempre en mayúscula."

"La Muerte y la niña", Juan Carlos Onetti

sábado, abril 16, 2011

¡Porquería!

Cada gota derramada vivió años luz filtrando deseos, desmintiendo historias claramente teñidas con un poco del no se qué de la vida en general. Al que no le guste que empiece a correr, nadar o volar... es así, no hay vueltas que dar con todo este asunto que les compete a quienes respiran. El arte de saberse caminando en un mar de gente, sin nadie alrededor, con todos.
Gritando, escupiéndo alegría y tragando la mierda que está más al alcance. La mierda que se sabe vender por si sola y todos los entes vivos saben comprar con ojos cerrados. La mierda que aparece en cualquier punto que direcciones la mirada, del derecho y del revés, pa' arriba y pa' bajo. Donde quieras mirar. Definitivamente. Ojo, no mierda convencional, es otra especie de la cosa... una mas bonita, que se disfraza de manera ocurrente, que aparece para reafirmar esto de escupir alegría. 
En cada vuelco, cada giro sobre el eje, aparece otro matiz, una mezcla heterogénea de sentidos, impulsos eléctricos, y una respuesta para todo eso (sigue siendo heterogéneo a pesar del orden natural en que estos elementos se dan a conocer). Matiz brillante, y blanquecino, deformación de lo que se ve, de lo que se cree que se ve al menos según nuestros preconceptos culturales. No se puede definir con una palabra puntual, y hasta resulta enroscado concebir esta idea, pero creo, creo (más bien, estoy bastante convencida) de lo equivocado que se puede estar y dejar de estarlo al mismo tiempo, de lo seguro que se siente uno, y más que de cualquier otra cosa, de lo equivocado que se está en todo, salvo en eso. La seguridad de saberse la mierda que se ve.

martes, marzo 29, 2011

breve relato de un dibujo en el agua

Técnicamente está sentado en las nubes, y lo seguirá estando para siempre,
según su silueta quiere mostrarnos.


O hasta que se lo lleve el tren 
y no pueda ni caminar, 
                                            ni sentarse, 
                                                 ni mirarse en un espejo.

sábado, febrero 26, 2011

7 AM

                  Intenté controlar,
                probé escuchar,
                    grité, ensordecida por la locura,
          corrí con la cabeza, 
     volé con mis pies,
                   y comprendí.
          
  Experiencias cercanas al ayer, 
           historias secretas, 
                  ojos cubiertos de olvido.

         Bonita mentira, 
               dentro de cuatro paredes, 
        tapada por goce. 
           Risas cubriendo penas, 
   palabras llorando fuego, 
           
                         y dos cielos, 
                              pidiendo a gritos
            caer sin apuros, 
               sin miedos, 
                                             sin amor
             Caer
                  vivos, 
                        distantes, 
                      en un dulce
                                       vacío  
                                            eterno.
 
    
 
      



jueves, febrero 24, 2011

Amor amor

En el viaje en tren apareció un rostro, que trajo consigo un recuerdo, una sensación, latente aún en mis sentidos.
Tuve un día uno de esos amores fugaces pero eternos. Un amor que no llego a ser recíproco, ni platónico, de hecho siquiera creo que fue anunciado.
Apareció un clown en mi vida, apareció una noche, habló, supo callar, supo escuchar. Pasaron los días y creí que lo volvería a ver. Volví al mismo bar, la misma mesa, la misma silla, hasta incluso tomé la misma cerveza esperando que aparezca (tomé un par de más, y seguí esperando).
Nunca llegó, tal vez se disfrazó de otro personaje y no lo pude reconocer, o tal vez nunca existió.
El caso es que esta historia trajo a mi mesa una cena ciertamente fácil de digerir ("No esperes que el Sarmiento traiga consigo, de Once a Moreno, lo que no supo llegar por si solo").


(y seguí poniendo de excusa la espera a clowns inexistentes, pa' seguir tomando birritas en las sillas de los bares)

Alfredito


 Enseñó más de lo que llegó a aprender.
Vivió, murió, creció, y ahí está, sentado, mirando crecer a los demás.-
Sólo observa, puede ver con claridad cuestiones actuales mejor que el resto. Tan chiquito y tan vivo, tantos como él. Tanto para ver, tanto para hacer. 
En cambio, son horas eternas, años eternos. Años viendo morir los colores,  viendo crecer los muros, caer ideas, quebrar las voces, huir a los más fieles.
                   Nadie le preguntó si era ese el papel que quería cumplir,
                          (estático en una foto en blanco y negro, viendo romperse todo, decolorandose, destruyendose). 
               La vida lo atrapó, como a muchos otros, lo encerró. Absorvió su temperatura, sus tonos más vivos. Es el reflejo de quién lo mire, es un destello de luz en una caja de zapatos. Es lo que quieren que sea, es la utopía de cualquier observador. Quieto, atento, se lee tranquilo en su expresión. ¿Cuál es el punto, en el que se encapsula la vida, el momento en que se convierte a su forma más simple, su estallido en blanco y negro?




domingo, enero 02, 2011

¡Estallando de alegría!

Doce días caminando para llegar a la nada, seis de ida, seis de vuelta. Un estallido a sus espaldas genera una ilusión polvorienta. Se torna rojo, azul, amarillo, todo parece brillar, lo más absurdo del regreso de un viaje ilustrado en blanco y negro.
De nuevo en la partida y un nuevo rumbo se asoma. Quien sabe de vueltas sabe escuchar los silencios a la perfección; cantar las oleadas de flores arrasadas por el invierno, en tiempos en que renace un verano atónito de tantos jolgorios; divagar en su vaivén de goce y ley.
Cada loco con su tema, sustancia inherente en las almas que recorren los pabellones del dos-mil-tanto. Cada loco con su tema y cada día un nuevo entierro, decorado siempre por campanas, guirnaldas y lágrimas donde quiera que vayas. 
Todo esto y un poquito de aquello también, debe ser en parte por esta ley que dice que los polos iguales se repelen, y los opuestos se atraen. Aquel llanero solitario que cabalga el hoy en día, rechazando la malaria es absorvido por ella, y descubriendo la montaña se halla él como una pequeña encarnación en toda su inmensidad.
Navegar, fluir, accionar en conjunto, socavando diariamente ilustres leyendas de una mente tradicional en su figura, sin recuerdos del mañana, que vive proyectando en paralelo un ayer idealista, lleno de magia y aventuras hollywoodenses.
La metamorfosis de esta oruga parece concluir en aquel polvo, del estallido en colores, de este libro infinito en blanco y negro. La historia que se escribe día a día, acerca de una masa, técnicamente humana, humanamente quebrantada por el ayer idealista, malarias que absorven llaneros solitarios y entierros (humanamente decorados).