miércoles, octubre 05, 2011

Por Mi Casa VOL. II, Piecita (pequeño hábitat para pequeña persona).

Entre estas cuatro paredes se suceden eventos verdaderamente extraños.
Todos los días, sin excepción, todos los días, desfilan por el cielo razo estrellas fugaces, que terminan por estrellarse en la cama, en el suelo, o en cualquier cosa que esté por debajo del... ¿techo? si, supongo que lo que sea. 
Y no son de las estrellas amenas a las personas reposando, ni de las amigas de los alérgicos o teclados de computadoras. Son estrelladas enemigas de todos, incluso de ellas mismas. Son enemigas de las ideas, enemigas de las sábanas. No se bancan el correr de los días y saltan, a su supuesto vacío, a mi verdadero caos. 
Se filtran por mi garganta directo hacia mis pulmones. Me acosan, me persiguen, me trastornan. No me dejan sola ni un mísero minuto, y lo peor de todo, me obligan a partir. 
Y me pregunto, entre tanta inmensidad, ¿por qué venir a corromper la inalcanzable paz de este humilde cubículo, de este ente perturbado?


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