jueves, octubre 15, 2009

Angustias

Adormecer el impulso generado por todo eso. La vulnerabilidad para con nosotros mismos nos destruye, sigue siendo un poco más de lo mismo. Todos lo saben pero es díficil hacerse cargo, todos lo hablan, todos pueden hablar acerca de cómo está haciendo las cosas quien está adelante, atrás, al costado.. pero nadie se atribuye lo necesario para pararse erguido y decir no.
Los ojos miran pero no ven, nuestra nariz se pierde y la boca se cierra sola. Pegamos un salto a nuestro interior, o ni siquiera eso, nos arrastramos, haciendo así más doloroso el camino. No podemos entrar y salir de allí con facilidad, debemos hacer de aquello un suplicio para probarnos a nosotros mismos que lo podemos superar.
Las alas grandes y tan sólo el cielo de esta región, Angustias siente que es un desperdicio. Si lo pensamos de esa manera si, tal vez lo sea. Pero no, sólo es una sensación, es ilusorio. El cielo es mucho más de la pequeña parte que podemos ver, aunque sentimos que lo estamos viendo todo. Como siempre, siempre queremos pensar que podemos verlo todo, percibirlo todo, nos terminamos convenciendo. El cielo es más de lo mismo-
Una vieja tortuga supo decirselo, no corras, el mundo no va a esperar para que vuelvas pasos atrás a recuperar lo que perdiste en el camino. Si querés llegar rápido disfrutalo, que no va a haber una segunda vez, volverás al mismo lugar, te encontrarás con los mismos enanitos, pero no vas a sentirte de la misma manera. Te aseguro que cuanto más lo disfrutes menos sentirás el correr del tiempo. No está tan bueno en el sentido de que cuanto mejor la pases más querrás volver a aquel sentimiento, más lejos te encontrarás de alcanzarlo. Pero es así de complicado, siempre hay una forma aún más compleja de ver las cosas. Y más siendo como nos mostramos, mostrándonos como queremos ser, siempre encontramos la vuelta para pensar más, de más.
Vas a volar tan alto como vos quieras, no necesitas que te alcancen la mitad del trayecto y así disminuir tu cansancio, ni tampoco que te empujen, o te acompañen. Sabes cómo volar, cuándo, y por qué, pero no si realmente querés hacerlo y hasta donde. Dejar que la corriente sea la única compañía aunque parezca descabellado, y la idea de ser aquel solitario, el tonto en la colina.

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