Por encima de valles, por encima de lagos,
De bosques y montañas, de nubes y de mares,
Más Allá de los soles, más allá de los éteres,
Más allá de los lindes de estrellas a millares,
Como un buen nadador que se goza en el agua,
Alma mía, te mueves con toda agilidad,
Y alegremente surcas la inmensidad profunda,
Con una indecible y viril boluptuosidad.
¡Escápate bien lejos de esos mórbidos miasmas!
Sube a purificarte al aire superior,
Y el fuego claro que hinche los límpidos espacios
Bebe tal como un puro y divino licor.
Detrás de los enojos y los hondos pesares
Que cargan con su peso la existencia brumosa
¡Feliz quien a regiones lúcidas y serenas
Lanzarse puede con un ala vigorosa!
Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras,
Al cielo, de mañana, arrójanse desnudas...
_Que sobre el mundo vuela y entiende sin esfuerzo
¡La lengua de las flores y de las cosas mudas!
Charles Baudelaire