Era una burbuja en un río,
tan silenciosa
como ruidosa en su lugar,
de cielo celeste
y fondo de vida erosionada.
Presente y serena,
convulsionada por el movimiento
del agua chocando contra las piedras.
Convencida de ser producto del choque,
andaba frágil y transparente.
Siempre flotando en ese baile constante,
y, al parecer, seguro
que la sacudía con total facilidad.
Era tan dueña del aire
que la llenaba,
como de la certeza
de estallar,
pronto.
(nunca dueña del cómo ni del cuándo)
Era un árbol también,
de corteza noble,
agrietado en incontable
cantidad de lugares,
a lo largo de toda su extensión.
Rugosa su madera,
e impermeable,
tan opuesto a su vida de burbuja
como al resto de los árboles del bosque.
Entre idas y venidas
el cemento lo abrazó.
Fue vereda, calle,
hasta algunas que otras veces,
se mezcló entre los bancos de las plazas
y jugó a distraerse observándolo todo.
Los apuros, las peleas,
los choques y los gritos,
los juegos de niños
y los de los adultos.
LLegado cierto punto,
se cansó,
y perdió las fuerzas
que supieron enredarlo en la corriente del río.
(esa época de burbujas)
Supo convencerse
del lugar que le tocaba representar,
en este mundo extraño
que busca ser incomprendido.
Tal es así, que acabó por instalarse
entre dos pueblos.
De los tranquilos,
divididos,
pero asentados el uno junto al otro.
Y, sobre la cuerda de agua
que los hilvanaba,
decidió acostarse
a disfrutar.
Despreocupado ya
por el cemento que le supo dar su forma,
por los gritos y los choques,
por los juegos de los niños
y los de los adultos.
viernes, junio 15, 2012
martes, junio 05, 2012
Día Mundial del Medio Ambiente
"Todas las acciones que
realizamos como seres humanos, desde que comenzamos a transitar el día
hasta que lo damos por concluido, repercuten en un todo al que pocas veces como sociedad damos la entidad que le corresponde.
Este, no incluye sólo el
verde en la forestación que lamentablemente con el avance humano se está
perdiendo, o la contaminación que se percibe fácilmente en los lugares
en que vivimos. Tampoco se trata únicamente de las especies que, por el
recién mencionado "avance humano", pierden su ecosistema y por
consecuencia indirecta, entre otras razones, acaban por extinguirse. El
quid no está en el calentamiento climático o no, ni en la forma en que
como sociedad de consumo establecemos las prioridades a la hora de
destruir o construir. (Por supuesto, todas estos temas componen el
agravante de la situación actual).
Es una cuestión directa a
nuestra supervivencia como raza, por demás elemental. Todas las
decisiones erradas visten, frente al ojo que observa superficialmente, a
las problemáticas del ambiente como algo relevante sólo para el
ambientalista o el ecologista, limitando y facilitando una falta de
compromiso para gran parte de nosotros, quienes componemos la sociedad.
El punto está en lo
incomprensible que resulta ver que como individuos que pisamos el
planeta, nos privamos de vivir en un ambiente regulado correctamente,
saludable para todos.
El cambio no responde
tanto a tirar o no el papel en la calle, sino pasa en realidad, por un
nuevo planteo sobre el lugar que elegimos desde y para cada uno de los
individuos, dentro del sistema naturaleza-hombre. En este, ciertamente
'hombre' refiere a un conjunto de ramificaciones, de las cuales hacemos
referencia implícitamente al hablar del "ambiente regulado
correctamente". Y dentro de estas ramificaciones que deberían ser
reguladas, se incluyen conceptos referidos a las prioridades
establecidas como sociedad de consumo. Por ejemplo, es el caso del agua y
su industrialización: mientras que vecinos sufren por la falta de agua,
fábricas avaladas por las autoridades nacionales explotan el recurso,
con una venta final dirigida a sólo un estrato de la sociedad.
No podemos dar lugar a
que este tipo de cuestiones ocurran. A fin de fortalecer la idea,
debemos buscar como personas que se respeten los valores mínimos que nos
pertenecen. Es el caso del agua potable, un consumo de gas accesible
para todos, un espacio digno, o cualquiera de los objetos que permiten
nuestro desempeño dentro de lo cotidiano.
Trabajemos para hacer
verdaderamente posible la vida, para los que estamos actualmente
transcurriendo el día a día, y para las generaciones que vendrán. Es
fundamental pensar en que así como debemos hacer respetar nuestro lugar,
deberíamos perder la concepción egocéntrica que parece indentificarnos
hoy por hoy, y de este modo pensarnos como un eslabón más en la cadena,
necesario, que requiere inexorablemente del resto para seguir adelante."
Fuente: http://foroambientalmoreno.blogspot.com.ar/
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