domingo, junio 20, 2010

lluvia ácida

Las ruedas siguen girando como si nada hubiera ocurrido, como si no se hubiera terminado el mundo, como si no fuéramos ya sólo el alma de lo que alguna vez fue. 
¡Qué faltos de coherencia pueden llegar a ser los espejos! siempre la misma historia, los miro esperando una respuesta algo más, no se, interesante. Y ellos, tercos, muestran siempre lo que esperan que yo acepte. 
                         Y las ruedas siguen girando.
 Y el servicio meteorológico dijo un día que el sol iba a reinar el fin de semana, y al día siguiente se atrevió a decir que iba a llover los tres días (y no cayó una gota de agua, ni de ácido, ni de nada que pueda llegar a precipitarse desde los cielos). 
                                          
             ¿Qué tendrá que suceder para que desaparezcan
           los falsos reflejos de aquello que alguna vez supo encantarnos? 

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