jueves, junio 30, 2011

Tomamos unos mates en el taller, pintando sombras entre aserrín y un poco de humo de cigarro. El silencio duraba lo que nuestras mentes agobiadas tardaban en procesar cada palabra. Y no pesaba, era sólo silencio llenando un poco lo que quedaba de atmósfera vacía entre mate y mate. 
"Otro día más termina", fue la sentencia. "¿Es un día más o uno menos de vida? ¿Sos feliz?".
Fuertes palabras, como para estar todas juntas, digo, ¿no?. Me llevo todo el camino de vuelta a casa dilucidar mi verdadera posición respecto a eso. Y, hasta creo casi seguro no entender  por completo si veinticuatro horas nos hacen más o menos estables, en este conjunto de cajitas apiladas, al que en el barrio le dicen "vida". 
Yo sigo viendola más como un conjunto de cajas, incontables cajas, unas sobre otras, al lado, adelante y atrás. Cajas que acomodamos y desacomodamos con cada señal grabada por nuestros sentidos. Sacamos una, y toda la columna se cae, la reemplazamos, grabamos nuevas señales en ella, y sólo notamos el resultado final (la fila se cayó, no tenemos idea de dónde y cómo fue que se dio la explosión responsable del florecer apocalíptico). 


Volviendo al tema, lo de feliz me resulta un tanto (muy) relativo. De hecho, es una palabra con la que no nos llevamos bien hace años. Mientras haya cosas por cambiar vamos a seguir manteniendo cierta distancia. Y, dadas las circunstancias, eso no va a dejar de ser y marcar. Por eso es que esa pregunta se la dejo a los osados que se crean capaces de responderla. Por el momento veo algunas cosas bonitas, fotografías plantadas en mi cabeza de aquí y (ojalá) hasta el fin, otras no tanto, días nublados y días con un sol tajante, gente que le cae mal a mi espíritu, y mucha gente que le simpatiza (eso es realmente algo maravilloso).  También un par de situaciones más, cual enumeración me parece irrelevante, que suman a la realidad, a la existencia, a intensificar el largo trecho entre lo tangible y lo virtual. 
Eso pareció importarme cuando llegué a casa, otro día más, gris o celeste, llegué. Es real, soy y siento, eso es suficiente. Siempre que termina un día tengo la certeza de haberlo recorrido, de transformar y transformarme. La curiosa sensación de que algo termina para volver a comenzar, siempre igual y diferente. 
Disfrutar los finales es la culminación del goce y promete una nostalgia eternamente placentera.
 

5 comentarios:

  1. a veces se dice que disfrutamos de las pequeñeces pero como uno le pone el valor a las cosas puede ser mucho mas grande de los que a otros le parece.. vos sos chiquitita de tamaño pero grande de todos lados ♥ harrrrmosas tus palabras peke, seguí asii!!

    la pints.

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  2. yo creo que siempre es un dia más, no me agrada la resta o sumar opuestos, es un dia mas,sin contraposiciones, se ha vivido y se vivirá lo que toque,sin ningun "deus ex machina".
    a las cajitas de vez en cuando tambien hay que abrirlas, si total al final somos ese farrago de elementos complejos del que te conté "hato y garabato" (hato y garabato loc. amer. Todo el caudal que se posee)y si tenes razón disfrutemos lo finales ellos tambien prometen comienzos

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  3. Un minuto qe pasa es irrecuperable. Conociendo esto ,como podemos malgastar tantas horas?.La paz interior es la meta de la vida. Dejemos de buscar y seamos, simplemente seamos y habremos encontrado una respuesta.
    Espero verte el finde amiga.
    Agus Baeza.-

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  4. "El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro"

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